egún datos del Anuario Brasileño de Seguridad Pública (FÓRUM BRASILEIRO DE SEGURANÇA PÚBLICA, 2019), cada hora, cuatro niñas de hasta 13 años son violadas en el país. El 63,8% de las denuncias de violación en Brasil son delitos cometidos contra personas vulnerables, y más de 5.636 casos registrados como violación son, de hecho, violaciones de personas vulnerables, ya que comprenden el grupo de edad de 0 a 13 años (FÓRUM BRASILEIRO DE SEGURANÇA PÚBLICA, 2019).
Se sabe que la mayoría de estos casos se dan de forma silenciada y en un ámbito intrafamiliar, ya que el agresor suele ser un familiar, amigo o allegado a la familia.
Desde esta perspectiva, como la delincuencia ocurre mayoritariamente en espacios cerrados, este grupo, durante la pandemia, fue rehén en ambientes muchas veces propicios para sufrir algún tipo de violencia sexual.
Como muchos casos fueron descubiertos en la escuela, por docentes, o observados por allegados y amigos, debido a su comportamiento en ambientes sociales, como plazas, centros comerciales e iglesias, quedarse en casa dificultó el combate a esta vulneración de los derechos del niño y del adolescente, pues, sin denuncias, se dificulta que los órganos responsables adopten medidas protectoras y efectivas, visando disminuir la reincidencia de este delito.